La regla del 60-30-10: cómo usarla para crear outfits llenos de armonía
¡Pon en práctica esta regla y triunfarás en los resultados de tus looks!
¿Conoces la regla del 60-30-10? No, no estamos hablando de matemáticas, sino de moda. Más bien de esas combinaciones que puedes llevar para crear una gran armonía de tipo visual. Es decir, para hablar de un equilibrio en las prendas que llevemos y de este modo, conseguir unos looks de lo más idóneos. Si te gustan los colores y combinarlos a tu antojo, con esta regla no fallarás nunca.
Porque te dirá en qué medida puedes introducir un color para que el resultado no sea tan llamativo. Si quieres acertar siempre en tu elección, es el momento de dejarte llevar por una regla y aplicarla cada día.
Qué es la regla del 60-30-10
Es hacer una combinación equilibrada de los colores en nuestra ropa y para ello debes seguir los siguientes pasos: * El 60% es el color principal, el protagonista. Es decir, el tono que va a dominar en tu look. Por regla general siempre es mejor que aquí sea el color básico o neutro quien le dé forma a nuestro estilo tanto en prendas inferiores como superiores. * El 30% es un color secundario que va a complementar el anterior, por lo que también sigue siendo protagonista pero en un papel secundario como decimos. Puedes añadirlo tanto en camisetas o blusas como en chaquetas. * El 10% restante es el conocido como color de acento. Es decir, el toque final. Por lo que puedes incorporarlo en los accesorios o en pequeños detalles, que pase casi desapercibido.
Ideas para aplicar la regla en tus looks
Aora que ya sabes cómo, te dejamos algunas ideas prácticas. Por ejemplo, puedes elegir el tono beige como el color 60% al que le añadirás una prenda en blanco, siendo esta el 30%. Finalmente, para añadir un toque más colorido pero puntual, puedes dejarte llevar por una tonalidad en rojo o burdeos que será el 10% y que irá en el maquillaje o en un bolso.
Prueba con un azul marino que será el color principal en los pantalones y en un jersey o sudadera. Para combinarlo con un abrigo gris que será el color secundario y terminar con ese 10% restante en una bufanda o unos botines en color mostaza, por ejemplo.
Como ves, se trata de una técnica sencilla que bien puedes integrar de una manera rápida y siempre acertar en tu elección. Ahora solo queda que la pongas en práctica cuanto antes.