7 problemas de piel probablemente causados por el estrés
El estrés se manifiesta de diferentes maneras, y se ha demostrado que es capaz de desencadenar procesos que pueden afectar de forma negativa nuestra piel.
El estrés forma parte directa de nuestra vida, y de hecho es necesario para que seamos capaces de adaptarnos a nuestro entorno. Sin embargo, cuando los niveles de estrés son demasiado elevados o duran mucho tiempo, pueden convertirse en un problema crónico que no solo afectará nuestra calidad de vida, sino también la apariencia de nuestra piel.
El estrés puede ser provocado por una cantidad infinita de razones, desde el trabajo y el estado financiero, hasta parejas, familiares o situaciones difíciles de afrontar. Usualmente, asociamos el estrés con dolores de cabeza, dolores musculares, ansiedad y depresión. No obstante, en muchas ocasiones es posible reconocer señales más evidentes que nos brinda nuestro cuerpo.
Sin duda, algunas de las señales más evidentes se reflejan en la piel, pues, esta sufre bastante cuando nos enfrentamos a situaciones de alto estrés en nuestra vida. De hecho, muchos dermatólogos están de acuerdo con que el estrés psicosocial es capaz de exacerbar diferentes enfermedades de la piel.
Pero, todo ello tiene responde a razones muy evidentes. El estrés produce ciertas reacciones en el organismo donde interviene el sistema hormonal y el sistema inmune, lo que provoca la mayoría de los síntomas que veremos en periodos de picos de estrés.
Desde el aumento de la producción de sebo debido a los andrógenos, cortisol y adrenalina, hasta una piel propensa a desarrollar procesos alérgicos e inflamatorios intensos debido a la sobreproducción de histamina. Algunas de las afecciones más comunes relacionadas con el estrés son las siguientes:
Acné
Por supuesto que el acné debe encontrarse en primer lugar. Se trata de una de las afecciones cutáneas más frecuentes, pues, casi el 80% de los adolescentes de entre 13 y 18 años lo padece, lo que representa en algunos casos una cuarta parte de las consultas dermatológicas anuales.
El estrés emocional es capaz de incrementar la liberación de ciertos neuroendocrinos, como las hormonas CRH y ACTH, las cuales inducen la liberación de cortisol.
Este cortisol, conocido como la hormona del estrés, es capaz de estimular la respuesta de algunas estructuras cutáneas, siendo las glándulas sebáceas una de las principales, lo que dispara la producción de sebo, y con ello, empeora de forma importante los brotes de acné.
Debemos recordar que el acné engloba tanto los poros tapados, popularmente conocidos como espinillas, granos o puntos blancos, así como los puntos negros y las protuberancias profundas que tienden a convertirse en quistes o pústulas.
Puesto a que estos nuevos brotes están estrechamente relacionados con la sobreproducción de sebo, la zona T suele ser una de las más afectadas, aunque el cuello, hombros, pecho y espalda también sufren de forma considerable.
Bolsas bajo los ojos
Las ojeras se suelen asociar casi siempre a un descanso inadecuado, sin embargo, en realidad existen muchas razones por las que aparecen las bolsas bajo los ojos. Estas se caracterizan por una hinchazón en la parte inferior de los párpados y su prevalencia incrementa con la edad debido a que los músculos encargados de sostener los ojos se debilitan.
Lo anterior, sumado a la inminente flacidez de la piel debido a la pérdida de la elasticidad, trabajan en conjunto para producir la aparición de bolsas bajo los ojos.
Pero además, tenemos que tener en cuenta que el estrés, especialmente el que se encuentra relacionado con la falta de sueño, incrementa los signos de envejecimiento, la aparición de líneas finas, disminuye la elasticidad de la piel e incrementa la posibilidad de desarrollar manchas. Y por supuesto, esta pérdida de elasticidad, debido a la disminución en la producción de colágeno, contribuye de forma directa con la presencia de las ojeras.
Dermatitis seborreica
Se trata de un trastorno frecuente de la piel y, aunque principalmente afecta al cuero cabelludo, puede apreciarse en casi cualquier zona oleosa del cuerpo, lo que incluye la piel del rostro, los laterales de la nariz, las cejas, orejas, párpados e incluso el pecho.
Esta patología se manifiesta en forma de manchas en la piel grasosa que tiene una cubierta con escamas blancas o amarillas, así como piel enrojecida, junto a una caspa indomable que aparece tanto en el cuero cabelludo como en las cejas, barba o el bigote.
Cuando nos enfrentamos a momentos de estrés prolongado, el sistema inmunológico se ve completamente afectado, lo cual puede aumentar las posibilidades de desarrollar un brote de dermatitis ocasionado por el hongo Malassezia. Pero, a esto, le debemos sumar que el desequilibrio hormonal ocasionado por la liberación excesiva de cortisol, también producirá una liberación excesiva de sebo, que fomentará la aparición de las placas de dermatitis seborreica.
Dermatitis atópica
También conocida como eccema, la dermatitis atópica es una enfermedad crónica donde la piel tiende a inflamarse e irritarse de forma importante, lo que ocasiona una picazón intensa.
Durante los periodos de dermatitis, existe una enorme necesidad de rascar la piel para aliviar los síntomas. Sin embargo, esto favorece el enrojecimiento, la hinchazón, el agrietamiento y la secreción de un líquido transparente, así como las costras y escamas; todo esto crea un ciclo donde terminaremos extendiendo el eccema por casi todo el cuerpo.
Se piensa que el estrés puede incrementar la incidencia de los brotes de dermatitis debido a que el cuerpo produce una mayor cantidad de histamina, la cual produce inflamación en el organismo, lo que incluye la piel. Esta inflamación disminuye la cantidad de sangre –y, por lo tanto, oxígeno– que llega a las células cutáneas, y como consecuencia, se precipitan las reacciones alérgicas, ocasionando el enrojecimiento, la sequedad y la picazón.
Además de que algunos estudios han señalado que existe una relación entre los episodios de estrés psicológico y los brotes de dermatitis atópica producto del inadecuado funcionamiento de las células del sistema inmune.
Rosácea
La rosácea es una enfermedad crónica que, generalmente, afecta a pacientes de mediana edad, y que provoca telangiectasias (algunos pequeños vasos sanguíneos cerca de la superficie de la piel se vuelven muy visibles), así como también enrojecimiento, pápulas y pústulas, especialmente en la zona T.
Además de ello, esta patología también puede hacer que la piel de la frente, la barbilla y las mejillas se vuelva más gruesa. Eso sin mencionar los problemas oculares, como enrojecimiento, sequedad o picazón.
El estrés emocional, en muchos casos, impide que los tratamientos dermatológicos tengan el éxito que esperamos. Además, todos los efectos hormonales del estrés podrían empeorar los síntomas de la rosácea.
Psoriasis
Esta enfermedad cutánea provoca una intensa picazón, junto a parches dolorosos donde se aprecia la piel engrosada cubierta por escamas plateadas que suele empeorar ante el estrés.
De hecho, un estudio británico demostró que las personas que se preocupaban por su psoriasis experimentaban síntomas peores en las semanas posteriores, aunque aquellas que, estando sometidas a un estrés diario más intenso, experimentaban un brote significativamente peor.
Esta enfermedad se presenta en el cuero cabelludo, los hombros, la espalda, codos, la palma de las manos, las rodillas y la planta de los pies. Aunque también puede aparecer en otras partes del cuerpo.
Si bien los síntomas de la psoriasis pueden permanecer durante mucho tiempo, en ocasiones pueden pasar desapercibidos hasta que factores como el estrés incentiven a su empeoramiento. Si es tu caso, te recordamos que las cremas hidratantes, aquellas con esteroides o retinol pueden ser de ayuda, aunque siempre será una mejor idea acudir con un dermatólogo.
Peor cicatrización de heridas
El estrés emocional tiene un gran potencial para disminuir la velocidad de cicatrización, lo cual en la mayoría de casos se asocia con el aumento de la susceptibilidad ante microorganismos oportunistas, así como la mayor probabilidad de desarrollar cicatrices.
De hecho, hace unos 30 años se llevó a cabo un estudio que determinó que las personas que habían sido sometidas a una cirugía reciente debían evitar los momentos de estrés para favorecer la cicatrización de las heridas.
Según este mismo estudio, una discusión de pareja de media hora de duración es capaz de retrasar la curación de una herida un día entero.
¿Hay forma de prevenir los efectos del estrés en la piel o de tratarlos?
En la mayoría de casos será necesario un cuidado dermofarmacéutico para hacer frente a todas las patologías y reducir la frecuencia e intensidad de los brotes.
Para reducir el impacto cutáneo producto del estrés psicológico, la recomendación de los expertos es un tratamiento holístico, donde nos centramos en la dieta, el ejercicio, las actividades que fomentan la relajación y mejorar los patrones de sueño.
Además de ello, mantener una hidratación adecuada será esencial para que la barrera cutánea de la piel sea capaz de protegernos de los agentes externos. Por otro lado, no debemos olvidarnos de aplicar sustancias antioxidantes como la vitamina C, la vitamina E y la niacinamida, por ejemplo.
El efecto antioxidante nos ayudará a reducir el estrés oxidativo que es inducido por todas las patologías descritas anteriormente, por la inflamación y por la secreción de sustancias asociadas a los procesos de estrés.
En conclusión, el estrés forma parte inevitable de la vida. Sin embargo, cuando se cronifica, puede afectar nuestro rostro de forma significativa. Por lo que para tener una piel envidiable, la salud mental debe ir de la mano con los productos de skincare adecuados.
Minimizar los niveles de estrés y aprender a controlarlo será esencial para luchar contra los signos de envejecimiento prematuro.