¿Qué es la zona T, cómo cuidarla y cómo evitar que se engrase?
Uno de los problemas más comunes de la piel es la sobreproducción de grasa en la zona T. Por suerte, te contaremos por qué sucede y cómo puedes solucionarlo.
Si eres de piel grasa o de piel mixta, probablemente también estés batallando por controlar la zona T. Sabemos lo molesto que es tener la frente, la nariz y la barbilla llena de grasa. Pero por serte, podemos controlar a la perfección este problema si realizamos algunas tácticas sencillas, pero eficientes.
La zona T es propensa a la sobreproducción de grasa, acné y puntos negros. Pero algunos trucos, como usar productos adecuados, no tocar la piel, lavarse con la frecuencia correcta, etc., pueden ser muy útiles.
Sin embargo, antes de entrar de lleno acerca de cómo podemos cuidar esta parte del cutis, debemos recordar que cada piel es diferente, por lo que será necesario probar y equivocarnos algunas cuantas veces hasta lograr la combinación ideal de estrategias. También sé paciente y constante; mantener las prácticas que te enseñaremos será esencial para lograr los mejores resultados.
¿Qué es la zona T?
La zona T hace referencia a una región del rostro que, literalmente se asemeja a esta letra, pues, comprende las cejas o la frente, la nariz y la barbilla.
Estas zonas del rostro tiene una importante tendencia a ser más grasa que el resto del rostro debido a que posee una mayor cantidad de células sebáceas, las cuales son responsables de producir el sebo, la grasa natural de la piel.
Mientras que algunas personas tienen una producción de grasa continua, otras tienen una producción intermitente, lo que vendría siendo una piel mixta, es decir, la zona T es piel grasa, y el resto del rostro es piel seca.
Otro de los problemas a los que nos enfrentaremos en la zona T es como reducir los poros dilatados, los puntos negros y controlar los brotes. Sin embargo, todos estos son problemas que pueden controlarse fácilmente si conocemos los productos adecuados y llevamos a cabo una rutina de cuidado de la piel que se adecue a nuestro biotipo cutáneo.
¿Por qué tengo la zona T grasa?
Además de poseer una mayor cantidad de glándulas sebáceas, la actividad de las mismas suele ser mayor en comparación con las otras zonas del rostro. Si bien este aceite natural es el encargado de hidratar y protegerla pues, cuando se produce de forma excesiva, puede provocar molestos problemas.
Existen diferentes factores que pueden contribuir a padecer de una zona T grasa, entre ellos:
- Factores hormonales: las hormonas juegan un papel importante en la regulación de sebo. Durante la pubertad, los cambios hormonales inducen un incremento en los niveles de andrógenos, lo cual da lugar a una piel grasa en la zona T. La menstruación y las épocas de T, también da lugar a un incremento de la secreción de sebo debido al desorden hormonal que se produce.
- Genética: la mayoría de personas que sufre de una zona T grasa están predispuestas genéticamente a producir una mayor cantidad de sebo. Esto podemos notarlo fácilmente viendo a nuestros padres y familiares directos, quienes probablemente también padezcan de esta afección.
- Factores ambientales: la actividad de las glándulas sebáceas también se ve estimulada pro el calor y la humedad. Eso sin mencionar que los contaminantes externos y la mayoría de irritantes ambientales a los que nos enfrentamos día a día, también contribuyen a una mayor oleosidad cutánea.
- Cuidado inadecuado de la piel: si empleamos aplicamos productos agresivos o que resequen de forma exagerada la piel, puede producirse un desequilibrio en la producción de grasa y dar pie a una hiperactividad sebácea. Si la piel se reseca, las glándulas sebáceas entenderán esto como un problema que requiere de una mayor producción de grasa.
¿Cómo cuidar la piel para tratar la zona T grasa?
El cuidado de la zona T es esencial para equilibrar la producción grasa, mantener una piel sana, reducir los problemas asociados a la misma y, por lo tanto, tener una piel hermosa y sana.
Limpieza y lavado de la piel
No importa qué tipo de piel tengas, la limpieza es un pilar fundamental de la rutina diaria de skincare. Lo recomendable es lavarse la cara de forma regular, al menos dos veces al día. Esto debería ser suficiente para evitar que el exceso de grasa se acumule en la piel, y eliminar todas las impurezas que se han incrustado en nuestros poros a lo largo del día.
Se recomienda ir a por un limpiador en espuma o gel, que sea suave y sobre todo, sin aceites. Debemos evitar a como de lugar los limpiadores agresivos que eliminen todo el sebo, pues, esto podría alterar el equilibrio natural de la piel.
En el proceso, debemos recordar masajear suavemente la piel húmeda con el limpiador e insistir un poco más en la zona T, posteriormente será necesaria clara con abundante agua tibia.
Tónico facial
Aunque algunas personas se saltan este paso y no lo consideran un aspecto esencial, muchas otras creen que debería ser considerado un producto básico del cuidado de la piel. Después de la limpieza, s recomienda utilizar un tónico sin alcohol para eliminar cualquier remanente de contaminación y equilibrar el pH de la piel.
Si decides incluirlo en tu rutina de skincare, es una buena idea asegurarse de que cuente con aceite de árbol de té o ácido salicílico como ingredientes activos, ya que te ayudarán a controlar mejor la producción de grasa y a minimizar los poros.
Utiliza AHA o BHA
Sin duda la exfoliación también debe ser otra parte esencial de tu rutina de cuidado de la piel, aunque debes evitar hacerlo con demasiada frecuencia, ya que podrías eliminar demasiada grasa de tu piel, y esto podría hacer que aumente de forma exagerada su producción.
Los exfoliantes químicos se dividen en dos grandes categorías: alfahidroxiácidos y betahidroxiácidos. A pesar de que ambos funcionan de manera diferente, tienen en común que eliminan el exceso de células muertas, regulan la producción de sebo y sobre todo, mejoran el aspecto de la piel en general.
Si tenemos una piel muy grasa, puede ser una buena idea apostar por el ácido glicólico (AHA) o el ácido salicílico (BHA), aunque i nuestra piel es muy sensible, quizá el ácido láctico (AHA) sea una mejor opción, al igual que el ácido azeláico, sin embargo, este último no se encuentra en ninguna de las dos categorías antes mencionadas.
Este procedimiento lo deberías realizar de 1 a 2 veces por semana para eliminar las células muertas de la piel y ayudar a destapar los poros. Aunque te recomendamos comenzar una vez cada 15 días, y poco a poco ir incrementando la frecuencia para que tu piel se vaya acostumbrando.
Hidratación
La hidratación es una parte esencial de la belleza y cuidado de la piel. No importa cuál sea tipo de piel, siempre debes hidratarla. Incluso si tu piel es muy grasa, aun así es importante utilizar una crema hidratante ligera que ayude a tolerar los exfoliantes y retinoles. Recuerda siempre apostar por las mejores cremas hidratantes según la OCU.
De hecho, una piel deshidrata puede provocar más brotes que una piel bien hidratada, ya que la piel se encargará de producir mucho más sebo para compensar la falta de hidratación. Además de ello, la hidratación ayudará a mantener una buena barrera cutánea.
En caso de que tu zona T sea propensa a producir más grasa de lo que debería, te recomendamos apostar por una crema hidratante ligera y que no esté formulada a base de aceites, aunque un hidratante en gel también es una buena idea. Y recuerda, para evitar que tus poros se obstruyan, busca una fórmula no comedogénica. Esto también te ayudará a reducir el tamaño de los poros dilatados.
Protección solar
La protección solar es un imprescindible en lo que respecta al cuidado de la piel y protegerla de los dañinos rayos UV, los cuales son responsables de manchas, líneas de expresión y arrugas, así como de una mayor producción de sebo.
Para evitar que nuestra piel sufra cuando nos exponemos al sol, debemos aplicar siempre protectores solares sin aceites y no comedogénicos, diseñados específicamente para el rostro. Aunque no debemos olvidarnos de proteger igualmente el resto de zonas que estén expuestas.
Una de las excusas más comunes por las que las personas con piel grasa o mixta ven con recelo usar protector solar es porque, a pesar de tener efecto mate, siempre tienen un brillo poco natural en la zona T. Sin embargo, esto se puede solucionar con el uso de un protector solar en polvo en lugar de un protector solar en spray o líquido.
Aunque recuerda que los protectores solares en polvo tienen la desventaja de no cubrir adecuadamente toda la zona. Es por ello que se recomienda primero aplicar otro tipo de protector solar debajo (preferiblemente que contenga zinc para eliminar el exceso de grasa que la piel produce) y justo después de que se ha absorbido, aplicar un protector solar en polvo en todo el rostro.
Retinoides
Los retinoides son otro tratamiento tópico que hace milagros en la piel. Se ha demostrado que el uso de retinoides puede reducir el tamaño de los poros, favorecer el recambio celular y desobstruir los poros.
Sin embargo, debes de tener en cuenta que los retinoides son bastante agresivos con la piel, por lo que debemos incorporarlos progresivamente. Una buena idea es aplicarlo una vez cada dos noches, por una o dos semanas y después ir aumentando la frecuencia.
También recuerda no combinar los retinoides con otros exfoliantes, ya que podrían ser demasiado irritantes para tu piel. En lugar de ello, alterna los días en los que utilizas los ingredientes o inclínate por aquel que te guste más.
Papel secante
A pesar de que realices a la perfección una rutina para el cuidado de la piel, aún quedan muchos otros factores que pueden contribuir a una zona T grasa, como la humedad o el calor, los cuales casi siempre están fuera de nuestro control.
Por ello, es probable que incluso después de llevar a cabo la mejor y más específica rutina para tu piel, aun así tu nariz, frente y barbilla estén más brillantes de lo que te gustaría. En estos casos, hay una solución muy fácil: papeles secantes.
También conocidos como hojas secantes, son un producto que ayudará a absorber la grasa superficial y reducir la aparición de brillos no deseados. Algunos papeles también contienen polvos que dan ese aspecto mate que tanto deseamos.
Lo mejor es que puedes usarlo incluso si tienes maquillaje, solo debes asegurarte de presionar las hojas en lugar de frotarlas, de esta forma evitarás estropear el maquillaje o esparcir la grasa por otras zonas de tu piel.
Tratamiento semanal: mascarilla de arcilla
Una vez a la semana podemos utilizar una mascarilla facial formulada para el acné o la piel grasa. Una de las mejores opciones es la mascarilla de arcilla, ya que es capaz de eliminar las impurezas de los poros, los cuales debido a la sobreproducción de sebo tienden a ser más grandes y obstruirse con facilidad.
Además de ello, las mascarillas de arcilla también eliminan el exceso de sebo y al mismo tiempo hidratan la piel. Esto de cierta forma engaña a tu piel para que no produzca una mayor cantidad de sebo. Y por último, si tienes la piel sensible, también será un excelente aliado, pues, brinda una sensación de calma que muy pocos ingredientes igualan.
Consideraciones sobre el maquillaje
Esperemos que haya quedado claro que las personas con piel grasa deben huir por completo de los aceites –aunque la verdad es que una opción ligera y no comedogénica no hace mucho daño– y cuando se trata de maquillaje, debemos ser mucho más estrictos.
La mayoría del maquillaje, lo más probable es que nos encontremos con productos con demasiados aceites, y no de esos que son buenos para la piel. Si te preocupas por el cuidado de tu zona T, debes utilizar solo maquillaje mineral y sin aceites, que además, son muy suaves y bien tolerados por las pieles mixtas.
Si no consigues un maquillaje mineral que te convenza, solo asegúrate de que en caso de que contenga aceite, sea un maquillaje no comedogénico, de esta forma evitarás que tus poros se obstruyan. Puedes intentar conseguir fórmulas matificantes o que controlen la grasa.
Una buena idea es usar una prebase matificante antes de aplicar el maquillaje. Esto te servirá como lienzo y además, te ayudará a controlar los brillos excesivos de la zona T.
¡Relájate!
Ante situaciones de estrés, nuestro cuerpo libera una hormona llamada cortisol. A pesar de que esta hormona posee importantes papeles biológicos en nuestro organismo, también puede llegar a tener efectos negativos. Entre ellos, la hormona también incrementa la producción de sebo, como una forma de protegernos del entorno.
Se ha demostrado que mantener niveles elevados de cortisol desencadena una cadena de reacciones, entre las que se incluye la activación de los sebocitos, las células que producen sebo. Es por ello que seguramente has notado como tu piel empieza a tener brotes de acné cuando te encuentras en momentos de estrés elevado.
Influencias hormonales en la producción de sebo en la piel mixta
En general, las hormonas son responsables de una cantidad incontable de reacciones en nuestro organismo. Es por ello que también pueden influir en la producción de grasa, donde se incluye la oleosidad de la zona T. Para entender mejor qué relación existe entre las hormonas y la sensación grasa de nuestra piel, te explicaremos de forma básica y detallada la participación de las mismas.
- Andrógenos: son un tipo de hormonas sexuales masculinas, pero también se encuentran en niveles bajos en las mujeres. La función de esta hormona, entre tanto, regula la producción de sebo. Esto quiere decir que ante aumentos anormales de andrógenos, las glándulas sebáceas reaccionarán de forma proporcional incrementando la producción de sebo. Esto suele ocurrir en la pubertad, la menstruación o ante patologías que produzcan un desequilibrio hormonal.
- Pubertad: la pubertad es una etapa de nuestras vidas donde la producción de andrógenos está por las nubes. La piel responde ante este cambio hormonal produciendo cantidades exorbitantes de sebo. Los adolescentes suelen tener la zona T más grasa de lo habitual debido, precisamente, a estos cambios hormonales fisiológicos.
- Ciclo menstrual: durante la menstruación, existe un ajuste hormonal que puede influir en la producción de sebo por parte de la piel. Es normal que los niveles de progesterona aumenten en los días previos al sangrado menstrual. Esta hormona también puede estimular las glándulas sebáceas y provocar una oleosidad temporal, donde la zona T, debido a su mayor número de sebocitos, se verá más afectada.
- Embarazo: los niveles de progesterona y estrógenos, los cuales pueden influir en la producción de sebo, enloquecen durante el embarazo. Es por ello que existen tantos cambios en las pieles de las mujeres embarazadas, que van desde manchas oscuras hasta, por supuesto, el desarrollo de una zona T grasa.
- Trastornos hormonales: el síndrome de ovarios poliquísticos es quizá el desequilibrio hormonal más común en las mujeres. Esta patología eleva los niveles de andrógenos, lo cual hará que nuestra piel sea muchísimo más propensa a padecer acné, tener una piel grasa y una zona T repleta de aceite o sebo.
- Medicamentos hormonales: algunos medicamentos y tratamientos hormonales –normalmente relacionado con el uso de píldoras anticonceptivas hormonales– pueden influir en la secreción de grasa. Si bien algunas píldoras anticonceptivas tienen esto en cuenta y, de hecho, regulan la producción de sebo y la oleosidad cutánea, otras ocasionan el efecto contrario e incrementan la posibilidad de sufrir de brotes importantes de acné.
¿Cómo influye la dieta la producción de grasa en la zona T?
La influencia de la nutrición y la piel grasa es un tema que aún se encuentra en estudio y que ha generado debates durante años. Si bien se ha demostrado que existe una relación entre la nutrición y la salud de la piel, donde se incluye la producción de sebo, la relación exacta acerca de como ciertos alimentos pueden desencantar piel grasa aún no se ha aclarado.
Pero a pesar de ello, sí sabemos que ciertos componentes de la dieta pueden ocasionar este problema de forma directa:
- Alimentos de alto índice glucémico: ciertos alimentos con un índice glucémico (IG) elevado han demostrado tener una relación con la producción de sebo. Aquellos alimentos con IG alto, como los carbohidratos refinados (pan blanco o aperitivos azucarados) y las gaseosas azucaradas, pueden provocar un aumento en el nivel de azúcar en sangre, lo cual, a su vez, provoca una respuesta hormonal que afecta la producción de sebo.
- Productos lácteos: algunos estudios han demostrado una cierta relación entre el consumo de lácteos y el acné, el cual se asocia con mayor frecuencia a la piel grasa. La leche, especialmente la leche desnatada, puede promover la aparición de acné. Sin embargo, aún se desconoce los mecanismos subyacentes.
- Ácidos grasos omega-3: de forma contraria a los anteriores, incluir en nuestra dieta alimentos ricos en omega-3, como pescados grasos, nueces, linaza y semillas de chía, afectan de manera positiva la salud cutánea. Además, gracias a las propiedades antiinflamatorias de este compuesto, es posible controlar los brotes actuales y prevenir brotes futuros al regular la producción de sebo.
- Vitamina A y antioxidantes: Cuando se incluye en la dieta una cantidad suficiente de vitamina A y antioxidantes, la salud de la piel empieza a mejorar casi de inmediato. Mientras la vitamina A regula la producción de sebo, los antioxidantes protegen la piel del estrés oxidativo, y por lo tanto, retrasamos el avance de los años en nuestra piel.
- Hidratación: como lo mencionamos siempre, el consumo de agua es fundamental para mantener nuestra salud general, lo que se traduce directamente en una piel sana. Mantenernos hidratados será indispensable para regular la producción de grasa, y con ello, garantizar la salud y la buena apariencia de la piel.