Piel alípica: qué es, en qué se diferencia de la piel seca y cómo mejorarla
La piel alípica es una condición diferente a la piel seca, conocer su diferencia ayudará a reducir los síntomas incómodos.
Cuando se trata de tipos de pieles, normalmente nos encontraremos con que la piel alípica es una forma “profesional” y más culta de referirse a la piel seca. Sin embargo, existe una clara diferencia entre ambos biotipos, y conocerlo es el primer paso para entender cómo mejorar esta condición reduciendo los signos y síntomas que ocasiona.
¿Qué es la piel alípica?
Antes de entrar de lleno sobre la definición y las características particular de este tipo de piel, es necesario recordar que, de forma muy básica, el resto de tipos de pieles produce sebo con regularidad, la piel grasa con una mayor intensidad que la piel seca, la piel mixta solo tiene hiperproducción de sebo en zonas específicas y la piel normal tiene un balance perfecto en cuanto a esta producción oleosa.
En este sentido, se denomina alípica a aquella piel que no produce una cantidad suficiente de grasa o directamente no es capaz de producirla, por lo que la pérdida de hidratación es mucho más importante que en una piel seca, donde en realidad existe un desequilibrio entre la cantidad de sebo que se produce y la que realmente se necesita.
Debido a la ausencia de sebo, la piel alípica se caracterizará por ser bastante fina, tensa y estriada, así como por tener una sensibilidad muy grande a los estímulos externos como las pieles sensibles.
Además, se ha demostrado que este tipo de piel tiene una tendencia marcada a presentar telangiectasias, una dilatación de pequeños vasos sanguíneos que se terminan haciendo visibles, dando la apariencia de arañas vasculares. Son bastante frecuentes en las alas nasales y en la zona de los pómulos.
Por otro lado, también tiene una elasticidad reducida, teniendo siempre una coloración mate y poros casi imperceptibles. Es decir, son pieles muy opacas, sin brillo, con cierta rugosidad al tacto, propensas a la descamación y las arrugas.
¿Por qué se produce la piel alípica? Causas más frecuentes
Como hemos mencionado, la superficie de la piel fisiológicamente está protegida por un film hidrolipídico, formado, entre tanto, por agua y lípidos; esto es lo que se conoce como sebo.
Esta barrera es la encargada de servir como defensa ante las agresiones externas y a limitar la pérdida de agua. Pero cuando existe un desequilibrio entre la cantidad de agua y lípidos en la capa más superficial de la epidermis, esta función de barrera no puede llevarse a cabo con la eficacia que necesitamos, es allí donde se empiezan a presentar las molestas características que mencionamos anteriormente.
Esta es una condición crónica que normalmente se debe a una disfunción de carácter genético, es decir, se trata de una característica innata, así como lo sería tener una piel grasa, por ejemplo. Sin embargo, a pesar de que en casi todos los casos exista una disposición natural, esta resequedad cutánea también puede ser adquirida por factores externos.
- Causas naturales: es posible que una persona tenga piel alípica desde el nacimiento, sin ningún otro tipo de afección subyacente. Esto significa que tendrá una piel sensible que se irritará con mucha facilidad ante el uso de cosméticos, los cambios de temperatura, el sol e incluso el viento o ciertos tipos de ropa.
- Tratamientos químicos agresivos: algunos medicamentos, como la Isotretinoína, que es usada para tratar el acné de moderado a severo y que actúa directamente sobre las glándulas sebáceas, pueden ocasionar piel alípica.
- Complicación de la piel seca: cuando este tipo de piel se expone a factores externos que puedan hacerle perder aún más humedad y grasa protectora, pueden evolucionar hacia una piel alípica.
Tratamiento para la piel alípica: ¿Qué debo hacer?
Probablemente has intentado hidratar tu piel de diferentes formas, pero los malestares persisten. Ante esta posibilidad, lo más adecuado será realizar una visita al dermatólogo, ya que será el encargado de diagnosticar si se trata de una piel alípica, seca o si existe alguna otra razón por la que se están presentando los síntomas indeseables.
En caso de que la piel haya pasado a ser extremadamente seca de repente, es necesario encontrar la causa. Por lo general, puede deberse a cambios de ambiente o ciertas actividades que están contribuyendo a la resequedad cutánea, como nadar de forma frecuente en la piscina, usar jabones agresivos, medicamentos para el colesterol o enfermedades subyacentes.
Si hemos dado con el factor responsable, es momento de intentar corregirlo hasta donde sea posible y esto debería bastar para retomar el camino hacia una piel saludable.
Cuidados cotidianos para la piel alípica
Dejando de lado la gran incomodidad que ocasiona este tipo de piel, debemos resaltar que debido a la ausencia de sebo, los agentes irritantes y alérgenos pueden penetrar la membrana cutánea con gran facilidad. Esto puede promover la aparición de eccemas, psoriasis u otras enfermedades.
En este caso, debemos comenzar desde lo más básico: rehidratar la piel.
- Lo primero será beber una cantidad de agua suficiente. De acuerdo con la OMS, un adulto promedio requiere de 1,5 a 2 litros de agua al día, aunque el ejercicio físico, factores ambientales, contraindicación médica o el consumo de alimentos ricos en agua pueden hacer que este número varíe.
- La higiene personal es muy importante y delicada al mismo tiempo. Vamos a requerir de productos que no sean agresivos, es decir, debemos alejarnos de los detergentes, fragancias y alcohol.
- En cuanto a la hidratación propia de la piel, en la mayoría de casos será necesario recurrir a cremas para pieles sensibles. El objetivo es disminuir la evaporación del agua y mantenerla tanto como sea posible en la superficie de la epidermis.
Rutina de cuidado para la piel alípica
El principal problema de este tipo de piel es su enorme resequedad, por lo nuestra rutina de skincare debe estar centrada en atacar este problema. Para ello lo más adecuado será valernos de productos suaves, naturales, de alta calidad, libre de químicos de síntesis y por supuesto, cruelty free.
- Comenzamos con un bálsamo limpiador especialmente diseñado para las pieles sensibles
- Secaremos la piel con golpecitos muy suaves, por nada del mundo frotes tu piel porque podría provocar una enorme irritación
- Aplicar un tónico facial para la piel sensible, de esta forma hidratamos un poco, equilibramos el pH y preparamos la piel para recibir el resto de productos
- Utilizar sérum de niacinamida o ácido hialurónico de alto peso molecular. El punto crear un efecto barrera que evite la pérdida de agua mientras al mismo tiempo ayudamos a calmar la sensación de tirantez, la irritación y brindamos algo de protección ante las agresiones externas.
- Para finalizar, aplicamos un tratamiento hidratante en crema. La presentación es importante, ya que la crema tiene una base más emoliente y, por lo tanto, es mejor para tratar la resequedad de tu piel.
Tratamiento “interno” para la piel alípica
Debido a que no se trata simplemente de factores externos que están afectando la salud de la piel, es necesario también compensar los problemas endógenos de forma completa.
Para ello será necesario brindarle al organismo una cantidad valiosa de ácidos grasos esenciales, como el Omega 3 y Omega 6, los cuales se encuentran presentes en pescados azules y frutos secos, aunque también podemos recurrir a suplementos nutricionales y acompañar con antioxidantes para una mejor absorción y potenciar los beneficios.
Últimos consejos para la piel alípica
A pesar de que ya hemos tocado los grandes aspectos que engloban el tener piel alípica, debemos recordar que el protocolo de cuidado de la piel también debe definirse por aquellas condiciones secundarias que se estén presentando.
- Limpieza efectiva pero respetuosa: debemos decantarnos por agentes de limpieza que no remuevan ceramidas o proteínas de la piel. También recomendamos que sean productos que incluyan emolientes. En este sentido, los productos que no necesitan aclarado, como los bifásicos, limpiadores a base de aceite o lociones limpiadoras, son apuestas seguras.
- Cremas para piel alípica: asegúrate que la formulación de estas cremas o emulsiones cuenten con activos emolientes. Normalmente, las cremas ideales para la piel seca o alípica suelen contener aceites vegetales, factores naturales que potencian la hidratación o activos regeneradores.
- Protección solar: debido a que la protección natural de la piel es inexistente o casi inexistente, se requiere de una alta y constante protección. Las fórmulas en crema y aceite son buenas opciones para la piel alípica.
- Evita los agentes externos irritantes: a pesar de que en ocasiones esto no será posible, debemos evitar el contacto con detergentes, materiales de construcción, o encontrarnos en lugares calurosos o cerrados. En caso de que no sea posible, podemos brindarle un poco de ayuda a nuestra piel por medio de productos que logren un recubrimiento protector y aislante, como las cremas a base de glicerina o silicona.
Sin importar cuál sea la causa del padecimiento, será necesario detener el progreso de la patología a tiempo. En caso de que el picor, la descamación, las grietas o la proliferación de microorganismos patógenos sea constante, puede ser necesaria una intervención farmacológica.
Es por ello que diagnosticar a tiempo la piel alípica se vuelve tan importante, además, el uso correcto de productos dermocosméticos especialmente formulados para pieles secas y sensibles será de gran ayuda para alcanzar un cutis saludable y hermoso.